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Ahora es momento de ser conscientes de que son varias partes las que nos forman: alma, mente y cuerpo.
Casi siempre nos enfocamos en el cuerpo, en todo lo que nuestros sentidos ven, oyen, tocan, prueban y huelen. Es momento de ser más que esto.
Todo nuestro ser está hecho para el movimiento, para el ejercicio, para la práctica, y sin embargo, casi siempre lo reducimos a la quietud.
El cuerpo requiere ejercicio, nutrición (comer comida de cada grupo alimenticio para lograr un equilibrio) y descanso. Pero la mente y el alma también se ejercitan.
La mente está formada por el cerebro y por sus neuronas. Y podemos ejercitarlos con nuestros pensamientos repetidos: positivos o negativos.
Así la conexión de las neuronas (células del cerebro) se hace constante, quedando unidas y facilitando pensar nuevamente esos pensamientos.
El alma se ejercita con la meditación, con el contacto profundo con mí mismo y con toda la naturaleza.
Y aún más, somos seres sociales y también requerimos ejercitar esta área del ser.
Así nos ejercitaremos completamente y nos sentiremos satisfechos, plenos, exitosos y felices; pues es una práctica de vida integral. Podemos ser emprendedores de nuestra propia vida con estos hábitos de ejercicio integral.
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